
El 9 de Octubre se realizó en Barcelona: «La primera jornada de prevención y asistencia en violencia filio-parental».
«El pasado año hubo 4.659 denuncias por este problema. Una cifra que se ha mantenido estable desde que experimentó un crecimiento significativo en el 2006. La cifra real de abusos verbales y/o físicos puede ser bastante mayor, porque no se registran los casos con menores de 14 años y porque muchos padres renuncian a hacerlos públicos por un sentimiento de culpabilidad o vergüenza».
Fuente: El Periódico
«En los últimos años, el perfil de hijos denunciados por agredir a sus padres ha ido cambiando y afectando en mayor medida a las familias de clase media o media alta: en un 60 % de casos al menos uno de los padres cuenta con estudios universitarios, según un estudio citado por el director clínico de Amagalma 7, Jordi Royo, miembro de la junta directiva de SEVIFIP.»
Fuente: La Voz de Galicia.
Programa:» La violencia filio-parental»
¿Qué es la violencia filio-parental?
Son conductas que causan miedo en los progenitores con el objetivo de obtener poder y control sobre ellos, utilizando la violencia psicológica, física y económica.
Siempre hemos tenido catalogada un tipo de violencia filio parental, que se llama el modelo tradicional, dónde se incluyen: violencia causada por enfermedades mentales como autismo, retraso mental grave; agresiones en el curso de intoxicaciones ya sea alcohol o drogas; o cuando se habla de agresiones en defensa propia delante de una agresión física o sexual propia y/o de un familiar.
Pero ha parecido un nuevo perfil que no tiene una justificación lógica o una razón médica. Se recogen unas conductas reiteradas, nunca hablamos de un hecho puntual, donde se dan golpes, empujones, lanzamiento de objetos, insultos, amenazas, rotura de objetos valiosos…
Hablemos de este nuevo perfil.
Cuando se escucha a los expertos hablar del tema y se les pregunta por las causas de esta violencia, hay un gran desacuerdo, lo que sí está claro es que nunca hay una sola causa. Vamos a nombrar algunas:
- 1.- Relación demasiado cercana, que no marca los límites normales y señala la jerarquía que tiene que existir entre padres e hijos.
- 2.- Estilo educativo hiperprotector, que se puede dar por diferentes razones: insatisfacción personal y/o conyugal, hijos muy deseados, ya sea porque llegan de manera muy tardía, adopciones, viudedad prematura…
- 3.- Educación evitando la frustración. Esto conlleva que estos niños en el momento de ser adolescentes se bloqueen cuando algo les sale mal y no hayamos hecho crecer en ellos la inteligencia empática.
- 4.- Padres exageradamente complacientes a las demandas de su prole, creando a verdaderos tiranos. Hay un discurso peligrosísimo: «te voy a querer siempre, hagas lo que hagas».
- 5.- Conflictos explícitos e intensos entre los padres. Dentro de la unidad de la pareja o causados por una separación.
- 6.- Educación basada en la anarquía. Sin señalamiento de normas, ni horarios, ni hábitos…
- 7.- Sufrir acoso escolar.
- 8.- Educación demasiado estricta. Lo que conlleva en los adolescentes un desvinculamiento mayor de los progenitores.
Analizadas las causas, hemos de pensar que en la adolescencia hay una reacción muy importante que es la desvinculación de los progenitores y se debe permitir si todo sigue su curso, dentro de la normalidad. Pero esta separación efectiva necesaria por una parte también provoca muchos desajustes y malos momentos. Los hijos empiezan a ver a sus padres de otra manera, es como si tuviesen una pequeña o gran decepción. Como progenitores hemos de estar preparados para ello y tener argumentos convincentes para hacerles ver la realidad.
Los organizadores de las jornadas han alertado de la falta de protocolos policiales que den una respuesta homogénea a las denuncias de violencia filio-parental, por lo que reclaman agentes con una formación específica para atender a las víctimas de ese tipo de agresiones, como sucede con la violencia machista.
Cuando buscamos información sobre el tema nos encontramos con unos estudios poco concluyentes, dudosos e innegablemente contradictorios.
Así que usando mí experiencia vamos a intentar dar un poco de luz al tema.
Características generales de los agresores:
Nos encontramos que este problema no aparece de la noche a la mañana, como cualquier problema grave, así que debemos estar pendientes de nuestros hijos desde una temprana edad. Observamos que ya de niños eran violentos por sistema, no sabían defender su posición hablando y argumentando. No sienten afinidad con sus semejantes y si no pueden utilizar la violencia con sus iguales la practican con animales, por ejemplo.
Las niñas juegan más con la psicología e inventan maneras de chantajear emocionalmente, amenazan o inventan historias donde siempre son las víctimas indiscutibles.
Los progenitores deben trabajar mucho la comunicación, ambas partes tienen que aprender a hablar, expresar críticas y recibirlas, mostrar afecto y solucionar los problemas que vayan apareciendo, nunca justificar y esperar a que se pasen… conducta habitual en algunos padres de hoy en día.
Los progenitores deben ayudar a sus hijos a crecer a nivel emocional desarrollando la empatía y el autocontrol.
A medida que van creciendo estos niños, los problemas se van incrementando.
Encontramos:
- Una falta de límites.
- Arrebatos incontrolados, con una gran impulsividad.
- Creciente tendencia a los extremos (o están muy felices o están muy tristes, por ejemplo).
- Aversión a ser supervisados o guiados por sus progenitores, y en casos extremos, por cualquier adulto responsable (profesores, otros familiares, etc.).
- Falta de habilidades sociales, problemas en todos los grupos a los que pertenecen, lo que conlleva a una baja autoestima.
- Suelen ser prepotentes y egocéntricos.
- Niveles bajos de actividad intelectual, se pasan el día delante del televisor, ordenador, consolas.
- Deficiencias o dificultades en el rendimiento y adaptación escolar, lo que acabará conduciéndolos a un absentismo escolar.
¿Qué podemos y debemos hacer?
1.- Trabajar la inteligencia emocional de nuestros hijos, haciéndolos crecer: en el respeto, la responsabilidad, la empatía, el autocontrol y la tolerancia a la frustración.
2.- Si detectamos una situación de riesgo, podemos acudir a profesionales que profesen terapias familiares de manera particular o acudir a los servicios sociales y/o a las instituciones de protección del menor.
3.- En casos fuera de control, no responder NUNCA con violencia ya que los menores responderán incrementando la intensidad o frecuencia de su conducta violenta.
4.- No intentar conciliar con los agresores ya que lo ven como una sumisión y comportará un crecimiento de las exigencias del niño o adolescente.
5.- En última instancia buscar la intervención judicial, que nos llevará a diferentes medidas cautelares como la libertad vigilada, el alejamiento, la convivencia con otro grupo familiar o educativo y por último, habiendo descartado todas las otras opciones, pasar al internamiento del menor.
Para finalizar, decir que las esperanzas en este duro trance son muy altas y positivas ya que con tratamiento, tres de cada cuatro adolescentes aprenden a reconducir la situación y vuelven a sus hogares.
Sam has estat increïble !!!!! M’he enganxat des del primer moment.
Gràcies Eva!!! És un tema molt interessant i alhora preocupant ja que tot indica que cada vegada hi ha més casos, més denúncies…
Hem de fer autocrítica a nivell de pares, educadors, mestres i sobretot a nivell social, i canviar tot allò que ens por portar a aquest extrem!!!
Sincerament, en aquests processos de violència tothom pateix i molt, començant pels agressors.