Parece que las razones que argumento no son únicas y mucho menos exclusivas, hay numerosos estudios en los que baso mi artículo que atestiguan lo que voy a contar.
Los hombres y las mujeres estamos en dos mundos emocionales diferentes (si se me permite hacer esta generalización, aun sabiendo lo muy peligrosas que son) y de ahí que muchas de nuestras relaciones fracasen. Este hecho no es nuevo aunque parece que últimamente es más latente. La razón es que antes las mujeres estaban subyugadas a la visión del hombre y hoy en día ya no es así (¡por suerte!). Nuestra independencia económica, laboral, social y sexual nos hacer luchar y defender nuestra visión del mundo, gran éxito por una parte. Aunque también nos está trayendo como contrapartida otros quebraderos de cabeza. Vamos a la raíz del asunto.
Si observamos la evolución de una niña y la evolución de un niño observaremos qué diferentes somos ya desde la cuna. Tenemos unas razones biológicas obvias que en la infancia nos hacen tratar, sin saberlo muy conscientemente, de manera distinta a unas y otros.
Las niñas desarrollan las habilidades verbales, por norma general, antes que los niños y esto les permite que sean mucho más diestras en articular sus sentimientos, pensamientos, etc. Los niños son más inconscientes con los estados emocionales, tanto los propios como los ajenos. Esta característica se debería trabajar desde la infancia ya que las carencias siempre se pueden mejorar. Hemos hecho grandes avances a nivel de sociedad pero aún queda mucho trabajo por hacer. No enseñamos a nuestros varones de la misma manera que lo haríamos con las féminas. Pongamos un ejemplo muy claro: la mayoría de las niñas suelen pasar sus ratos de recreo practicando el juego simbólico dónde se trabajan mucho las emociones, la inteligencia social, la creatividad… muchos de nuestros niños pasan sus horas de ocio con algún tipo de juego más físico y dónde la competitividad es una de las claves. Observar cualquier patio de colegio y veremos qué pasa. No estoy criticando para nada la realidad, sólo la constato.
¿Qué pasa cuando un niño por ejemplo cae en un partido de futbol?
Se aparta del campo de juego, para no entorpecer el seguimiento del partido, queda sólo y cuando se ha recuperado pide permiso para reincorporarse.
¿Qué pasa cuando una niña se hace daño en el patio del colegio jugando, a lo que sea?
El juego queda momentáneamente suspendido, la mayor parte de las niñas que jugaban, consuelan a la herida y cuando ésta decide que ya está bien, vuelven todas al juego. (vislumbro una aceptación y sonrisa con estos ejemplos). Pues a partir de ahí tantos otros ejemplos que nos vengan a la cabeza corroborarán estos hechos.
Se educa a nuestros chicos para sentirse orgullosos de su solitaria y tenaz independencia y autonomía, en cuanto a las chicas alimentamos más sus relaciones sociales a que se sientan integradas en una red interrelacionada. De ahí que muchos hombres se sientan amenazados cuando algo pone en peligro su independencia, aprenden a minimizar las emociones, sobre todo las relacionadas con la vulnerabilidad, la culpa, el miedo y el dolor. O la búsqueda continua de las mujeres en buscar conexiones emocionales más profundas, de ahí que las mujeres siempre queramos hablar y profundizar en los temas que nos preocupan, buscamos el consuelo y el sosiego con una charla profunda, damos millones de vueltas a la misma cuestión hasta conseguir la respuesta que nos parece adecuada. Por el contrario ellos evitan hablar de las cosas que realmente les preocupan, intentan desconectar de sus malestares. Así que debemos entender que nuestros remedios emocionales son dispares por no decir opuestos.
Para llegar a una buena comunicación, debemos entender estas polaridades y como siempre con una buena dosis de empatía llegamos seguro a un mejor entendimiento!!